jueves, 14 de julio de 2011

Mi miedo transforma mis formas en parálisis, me devuelve tiritante e imbécil...  me atrapa en la oscuridad de alguna cosa que no puedo y no me sirve, y niega mis  realidades y persigue  infinidad de enredos…
Mi miedo, además, me minimiza demasiado y mucho. Me vuelve improductiva...
Con sus poderes inconcientes,  habla más rápido que la intuición, acorrala la ciudad de las posibilidades y encuentra excusas más cómodas,
y devengo tortuga metida en su caparazón.

Después si me queda alguna luz tenue, trato que el tiempo me ayude a prenderla y lo hago conciente... y me amigo con él, y lo aplasto con un abrazo.
Entonces, mi miedo se hace luna, se suelta en el aire, se deja por un rato…
Y mi caos intenta volverse flor y tiene los ojos atentos pero no tanto a las impresiones que quedaron en el cuerpo que era miedo.
Entonces mi cuerpo decide refrescarse con música y con versiones más libres de la vida ...
Entonces mi miedo reaparece, desaparece, vuelve y se va.
mientras uso a la vida atravesándola sin tanto miedo. 

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